domingo, 25 de julio de 2010

Pensar, para qué


Podemos preguntarnos hasta qué punto pensamos. En verdad reflexionamos, examinamos, concurrimos y consideramos las distintas situaciones que se nos presentan en cada día. Esto nace debido a una experiencia, hace poco estaba sentado en una fiesta, se acercó un preadolescente el cual empezó a acariciar a un gato y dijo: ¡qué hermoso gato, lo amo! Disculpa, se me sale lo femenino… Le pregunté porqué relacionaba amar con femenino, se quedó pensando, continué y cuestioné su relación entre los sentimientos y la mujer. ¿Una mujer es la única que puede sentir? ¿Un hombre no puede sentir? ¿Qué es una mujer? ¿Qué es un hombre? La plática siguió y me dijo que el hombre y la mujer no eran distintos, ya que una mujer no le hace una falda, a un hombre no lo hace un pantalón, cualquiera de los dos desea, siente, sueña y anhela. El preadolescente se quedó pensando en todo lo que habíamos platicado.

Las preguntas son fundamentales para la vida, y de la vida nace la filosofía que cuestiona e indaga sobre la realidad. Dejando a un lado las grandes corrientes, la historia de la filosofía, los autores clásicos, podemos enfocarnos a lo cotidiano, y reflexionar al respecto. La mayoría de las veces damos por hecho muchas cosas, cosas tan simples como el color de un partido, su propaganda, la programación de la televisión, los comentarios de los periodistas, las noticias presentes en el periódico, el número de vehículos, la cantidad de personas, etcétera. Podemos reflexionar sobre todo, pero no lo hacemos, vivimos quizás en una especie de comodidad y de apatía, de conformidad por la realidad, no profundizamos, nos quedamos en la superficie, creemos lo que nos dicen, o lo que nos dicen no lo creemos pero no reflexionamos y no actuamos. ¿Para qué pensar? Entre menos pensemos, será mejor para aquellos quienes están arriba, pues no pondremos en conflicto sus intereses. Estas palabras son una reflexión, es pensar, pero pensar también es imaginar, ver posibilidades, no cerrarnos a una sola concepción, decir: está bien, existen otras posibilidades. Hace falta una mayor apertura y educación a la reflexión, no tan sólo a la filosofía, sino a la lógica, a la ética, a la estética, la sociología, la historia, la antropología, a las ciencias sociales y humanísticas. Existe un mayor interés al área económico administrativo, todo se puede vender, si hay un comprador. Se ha perdido hasta cierto sentido la visión de que somos humanos y no monedas, que tenemos que relacionarnos con los demás y convivir, no sobrevivir y soportar al otro, escuchar y reflexionar son elementos que están diluidos en el gran ruido de la vida actual. ¿Qué es pensar? Reflexionar, imaginar, cuestionar, discutir… entonces pensemos.