domingo, 19 de octubre de 2008

El desesperanzado mexicano


Con la lectura de “El perfil del hombre y la cultura en México” de Samuel Ramos, delimitándolo en la parte de la clasificación del mexicano, desde el pelado, pasando por el mexicano de la ciudad y el burgués, siendo el segundo, que me parece contundente, pues las características de éste tipo de mexicano se refiere a que el sentido de inferioridad lo lleva en una defensiva constante, se mantiene como un viejo guerrero de la cultura prehispánica, lo cual lo lleva a pensar que su inferioridad será disfrazada con esta actitud activa (pero en la práctica nefasta), que lo lleva a una desesperanza, pues aquel que piensa en su futuro es porque tiene esperanza en un mejor porvenir, y este mejoramiento, esta espera queda estancada en el pensamiento inseguro y frustrado. Se me ocurren algunos ejemplos, como es el caso de época de elecciones, donde se le pregunta a cualquier ciudadano: ¿Por quién votaras? La respuesta es típica: Para qué votar, si todos los políticos son iguales, o para qué votar, siempre estamos iguales, no sucede nada, en fin… prefiero tirar mi voto a la basura. En estas palabras se puede notar un desaire, quizás político, pero que está inmerso en algunos mexicanos. Por otra parte se comprende la idea de trabajo, donde el trabajo y sur resultado es próximo, inmediato, no se tiene miras al futuro, y los individuos se creen (falsamente) los dueños del mundo con su paga de quincena, para después entregarla al por mayor entre deudas, pagos de tarjetas de crédito o más deudas o necesidades básicas que conllevan a un mayor apatía y frustración. Considero que es cierta la desesperanza del mexicano en algunos aspectos, y lo que puede llevar consigo. A veces se le dice a las personas que no es bueno pensar en el futuro, pues el presente es más benéfico y la esperanzado se vuelve en el desesperanzado mexicano.

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