sábado, 31 de enero de 2009

Anima y Animus


No todo va bien en el matrimonio de Animus y Anima, del espíritu y del alma. He pasado ya mucho tiempo desde la luna de miel, cuando Anima podía hablar a su antojo y Animus la escuchaba con deleite. Después de todo ¿no fue Anima la que aportó la dote y mantiene el matrimonio? Pero Animus no se dejó reducir por mucho tiempo a esa posición subalterna y pronto reveló su verdadera naturaleza, vanidosa, pedante y tiránica.

Anima es una ignorante y una tonta, nunca fue a la escuela, mientras que Animus sabe muchas cosas, ha leído muchos libros, aprendió a hablar con una piedrita en la boca y ahora, cuando habla, habla bien que todos, sus amigos dicen que no se puede hablar mejor de lo que habla. Nunca se deja de escucharlo. Ahora Anima no tiene derecho de decir ni una palabra. Él le quita, como se dice, las palabras de la boca, él sabe mejor que ella lo que ella quiere decir y, por medio de sus teorías y reminiscencias, todo lo resuelve, todo lo arregla tan bien, que la pobre tonta ya no entiende nada…

El inventa cosas para hacerla sufrir y para ver lo que ella dirá, y por la tarde les cuenta todo eso a sus amigos en el café. Mientras tanto ella se queda en casa, en silencio, prepara la comida y limpia lo mejor que puede…

Un día que Animus regresó de improviso, o quizás mientras dormitaba después de cenar, o quizás mientras estaba absorto en su trabajo, escuchó a Anima cantando sola, detrás de una puerta cerrada: era una curiosa canción, algo que él no conocía, no había manera de encontrar las notas o las palabras o la clave; una extraña y maravillosa canción. Desde entonces él ha tratado socarronamente de que ella la repita, pero Anima se hace la desentendida. Ella calla cuando él la mira.

El alma calla cuando el espíritu la mira.
Paul Claudel, Parabole d´Animus et d´Anima

1 comentario:

Juan Carlos Martinez Fontana dijo...

He utilizado tu versión de Claudel en http://musicasypedagogias.blogspot.com/2011/04/el-texto-de-claudel.html
Espero que no te enfades y, si puede ser, que me visites.
Un saludo y una súplica de perdón.