El hombre despertó de un sueño al parecer, o quizás entraba en otro. Ante sus ojos un mundo en movimiento, de pensamiento y palabras, y con ello creo su ropaje. Camino y se preguntó sobre lo que lo rodeaba, llegando a crear poemas y grandes historias, cuentos y épicas. Desde lo alto estaban los dioses, mirando y dejando a la suerte misma las riendas del mundo. El hombre dio otro paso construyendo así su primera gran casa, un lugar de donde resguardarse de la intemperie, seguro de sí mismo llegó el tiempo en que su hogar no podía sustentarlo más, necesitaba crecer. Se encontró con su primera crisis, su entorno se volvía caótico y las delicias del primer paraíso se corrompieron, fue cuando una figura salió de entre la oscuridad, la figura máxima, cuya presencia es absoluta. Dios mirando a lo alto, y el hombre desde lo bajo miraba hacia arriba, entre iglesias de figuras de piedra, para maravillarse del universo armónico, que nuevamente se había establecido. Este segundo paraíso tuvo su esplendor y su caída, y así el hombre se estanco nuevamente, y llegó el tiempo de dudar de su centro, de aquel que mantenía el mundo en su lugar, y fue cuando llegó la diosa razón enmascarada de la verdad comprobada. El mundo dejaba su estado estático, y comenzaba a girar en torno al sol, el propio astro rey dejaba su lugar privilegiado en el centro del universo. Ahora el cosmos era infinito, y el silencio llenaba el vacio, el hombre se encontraba en el centro de todo, el propio hombre construía su hogar dentro de si mismo, y la voluntad fue el material para las paredes y la naturaleza su mascota. Pero llegó el tiempo en que todo se vino abajo, la propia naturaleza descubrió su fecha de caducidad al igual que los empaques plásticos de la actualidad, todo se volvió vendible y desechable, las personas se encontraron tan fincadas en si mismas que la palabra individualidad se repite como música electrónica. Se escuchó un sonido fuerte, como si algo pesado hubiera caído, era Dios que había sido muerto por los hombres, y aquellos locos consideraban que habían ganado la primera batalla, creyeron que su muerte les daría vida, pero lo que no sabían era que su muerte indicaba también la muerte del hombre. Las batallas empezaron, primero con aviones y después, dando un giro de dimensiones gigantescas, un pequeño átomo iniciaba la guerra nuclear, el hombre se encontró desilusionado de su obra y se mostraba nuevamente ante la intemperie. Las personas se encontraron nuevamente sin hogar, ya habían destruido la naturaleza, después Dios, luego el hombre se había matado así mismo, camino su pobre alma ante el abismo, ante la nada…
domingo, 16 de noviembre de 2008
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1 comentario:
Hola mi estimado David, apenas veo tu mensaje en mi Blog, también me sorprendió saber que tienes uno. Suelo escribir a la manera de diario, aunque a veces procuro no mostrarme tanto jajaja! Hasta la vista, ya charlaremos sobre nuestros Blogs!
P.D.: Disculpa que el comentario no sea pertinente respecto a tu últmia entrada n_n!
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