domingo, 8 de marzo de 2009

Oídos sordos


Por las calles, caminan personas enchufadas, colgando cables de reproductores, como maquinas de una novela de ciencia ficción. Es común ver en la actualidad, en las ciudades, donde la tecnología avanza a pasos apresurados, como las personas tienen en su poder varios aparatos: teléfonos celulares, reproductores MP3, localizadores y computadoras portátiles. En el transporte urbano algunas personas están inmersas escuchando música, con la mirada quizás extraviada, quizás mandando un mensaje por el celular. Es posible que sea un síntoma a lo que se llama individualismo, el encerrarse en uno mismo, en oposición a la comunidad, pues ya no se platica directamente con las personas, ahora se retrae el sujeto o se comunica a través de los medios electrónicos. Las fiestas en México son un factor común a lo largo de nuestro calendario, es aquí donde las personas salen de sus casas para celebrar, estar en las plazas públicas, estar quizás en “familia”, así como en las fiestas patrias, las personas bullen en un sin fin de colores, pero aun así, sólo se lleva esto acabo en las fiestas, la comunidad se pierde y da paso al individuo. La ropa es otro factor que resalta la tendencia a separarnos de los demás, el sujeto busca su voz, su sello, y considera que es único y diferente, se busca la diferencia entre la masa, pero lo que no considera que es un individuo más que piensa como los demás individuos. El estar al último grito de la moda, de la tecnología es una constante en la actualidad, día a día salen más y más aparatos. Hace poco salió una computadora portátil de menor tamaño que las comunes, los celulares avanzan y poco a poco quedan obsoletos aquellos que solo sirven para mandar mensajes o recibir o hacer llamadas, ahora se busca que tengan capacidad para almacenar música, que contengan cámara o pantalla táctil. Para la mayoría de las personas, no le es fácil adquirir alguno de estos productos, y quedan rezagados tecnológicamente. La dependencia que se tiene a la tecnología avanza al igual que los lanzamientos de nueva tecnología, y aquellos que poseen algún aparato, se encierran. Varias de las actividades cotidianas se han fusionado con los aparatos, por decir: el salir a correr, se lleva el reproductor de música en el bolsillo, o simplemente si se camina por la calle o se esta en el transporte público, el celular se ve pegado en la oreja de personas que caminan en la calle, sin advertir si cruzan bien o si se acerca un carro, de igual forma los automovilistas hablan por celular, y se ha demostrado que el hablar por teléfono disminuye el tiempo de reacción del automovilista, causando así posibles accidentes. Vivimos con los oídos sordos, no queremos ver el mundo, ver en el sentido de estar inmersos en nuestro propio mundo, mundo musical que nos atrapa, sonidos que nos roban nuestros sentidos, y dejamos a un lado los detalles. Con los oídos sordos estamos lejos de la voz ajena en el autobús, en las calles, o en nuestra propia casa o trabajo, sordos por no querer oír lo que dice el mundo, y nos dice que de cierta forma estamos siendo controlados por los medios de producción, haciéndonos dependientes de la tecnología. No digo con esto de que debamos quemar los celulares o los reproductores, pero sí poner atención en nuestra forma de vida y como poco a poco nos alejamos de la realidad, salir del hechizo tecnológico. Oía a una amiga decir que desde la oficina veía un arcoíris que salió, ella lo miraba asombrada, pero las personas en la calle pasaban como si nada. Oídos sordos, no solo sordos quizás también ciegos. Los cables, los celulares, el reproductor, la tecnología se ha vuelto un apéndice, un apéndice que nos ensorda.

2 comentarios:

tOnYtO dijo...

Buenas reflexiones, es alarmante ver la cantidad de personas encerradas en el mundo de su celular, ipod ó similares.

Este control por medio de la tecnología (el cual además de todo crea hábitos de consumo excesivos) es otro de los cánceres en nuestra sociedad.

Saludos.

tOnYtO dijo...

Estas invitado al beers&blogs el sábado 21 de marzo en Xalapa.

Saludos :)