En el pensamiento contemporáneo se habla de una apertura a nuevas formas de “pensar la realidad”. Poner en cuestión los procesos es una constante en la historia, no es la excepción en la actualidad, donde podemos encontrar una visión a la periferia. Hablar de la periferia, es hablar de todo aquello que ha quedado fuera del pensamiento tradicional. La visión patriarcal, donde el padre es la fuente de movimiento. También podemos hablar del antropocentrismo, de la puesta en el centro del hombre, pero en esta concepción está sólo el Hombre, y no la mujer. Podemos ver a lo largo de la historia como los grandes pensadores, científicos, filósofos, empresarios, son hombres. Podemos ir más allá de esto y ver que existe una inclinación por el hombre, pero el hombre blanco, europeo, empresario, gobernante, dejando en el olvido a cualquier tipo de humano que no cumpla estos requisitos.
En cualquier familia, donde se esté gestando un niño, lo primero que se pregunta es qué es, niño o niña, como si esto fuera fundamental para reaccionar ante lo que en realidad es un humano. ¿Azul o rosa, balón o muñecas? Si eres niño, tendrá mayores posibilidades puesto que será fuerte, no tendrá de que preocuparse si tiene relaciones sexuales y queda embarazado. La mayoría de los oficios en un principio eran concebidos exclusivamente para varones, médicos, abogados, carpinteros, gobernantes, etcétera. A la mujer se le dejo el cuidado de la casa, la economía, las reglas de la casa, donde ejerce cierto control y poder y algunos dirán que es aquí donde se le hace justicia puesto que la casa es el pilar de la sociedad, sin embargo, la casa no está institucionalizado, no hay pagos por ser ama de casa, no recibe horas extras, ni se le da un salario fijo… Regresemos a las características que se les han dado a los hombres. Lo primero que salta a la mente es la virilidad, esto conlleva a la palabra viril, a lo perteneciente al varón, y varón conlleva a hombre, a la autoridad. El hombre es la figura de la autoridad, y con la autoridad se le da el poder, la fuerza. Dentro de este discurso encontramos que la fuerza no esta alejada al pensamiento, a la frialdad, a lo metódico y lo racional.
Lo racional está lejos de lo sentimental, aquél que piensa no puede dejar que sus impulsos lo dominen, puesto que los impulsos conlleva a tomar decisiones incorrectas y sin bases reflexivas o conscientes, la consciencia lleva a lo racional, la inconsciencia a los sentimientos. Es lo irracional donde encontramos a lo que es inconsciente, lo opuesto a lo racional, lo que está fuera de ella. Lo irracional son los sentimientos puesto que no tienen un método fijo, es abierto. Podemos decir que dentro de la periferia encontramos a las mujeres como una de las expresiones de lo irracional, de lo sentimental. A la mujer se le ha puesto la etiqueta de débil, de pasiva, aquella que recibe la semilla para dar frutos, sólo recibe, necesita del elemento activo para que sea. La mujer se queda en casa a cuidar de sus padres, de los hijos, a los hermanos y al marido, es la encargada de coser y cocinar. La mujer debe ser dulce, gentil, amigable, pasiva, condescendiente, etcétera. Una mujer que se trabaja para ella será vista de manera negativa, se le cuestionará constantemente si no quiere ser madre o esposa.
Es posible que en la actualidad haya una necesidad por rescatar ese otro lado que ha quedado en las sombras, el ser pasivo. En las investigaciones sobre inteligencia artificial se han dado cuenta que los humanos tomamos decisiones mediante los sentimientos, los impulsos, y no necesariamente actuamos por vía racional. ¿Qué sabor de helado comeré? No pensamos el contenido del helado es mejor, hablando nutricionalmente, que el otro. En las papelerías solicitan mujeres, en cualquier establecimiento se busca cajera. ¿Por qué? Quizás haya el prejuicio de que la mujer es más honesta que un hombre, está más concentrada y puede realizar esta actividad económica sin dificultades. Cuántas mujeres vemos como cargadoras en los mismos lugares. Son roles que ha impuesto la sociedad, que delimitan las actividades de los humanos. En la moda hay una tendencia a buscar figuras más femeninas, casi andróginas. Ahora es posible ver policías de transito en las calles de la ciudad. Es posible que exista una tendencia a rescatar esa parte que quedó en las sombras, los sentimientos, y con esta la mujer. La fuerza y el poder han llegado a un punto donde el sistema tambalea y nuevas voces se alzan en busca de una nueva perspectiva.
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